Hace unos meses estuve en Mallorca y, en un ataque de nostalgia fui a ver un hotel de tres estrellas al que fui, con la que ahora es mi mujer, hace algo más de 15 años en un puente de la Constitución. Quedé impresionado. El Hotel era el mismo, completamente reconocible. Es más estaba exactamente igual; bueno, con 15 años más y un aire de decaimiento más que notable. Me sorprendió el “aire cutre” que rezumaba. Al parecer no se habían hecho reformas sustanciales en los 15 años.
Llevo ya tiempo dándole vueltas a una idea que, lamentablemente, estoy confirmando cada vez más.
Parto de que, en la situación de crisis actual, la futura solución, sobre todo en España, pasa por una mayor competitividad lo que implica una mayor productividad.
Considero que incrementar la productividad puede hacerse por dos vías: producir más con lo mismo o producir lo mismo con menos. En términos más economicistas hablaríamos de incrementar el valor de los productos/servicios que se ofrecen o reducir costes.
Lo primero implica una mayor tecnificación de las maquinarias, una mayor cualificación del personal y, sobre todo, una gran dosis de creatividad e innovación. En definitiva supone hacer una inversión sustancial en maquinaria, en formación, en investigación y en ensayos y prototipos.
La segunda supone mejorar los sistemas de producción, mejoras energéticas y, sobre todo, un recorte importante de gastos en personal. Es posible que las mejoras supongan una cierta inversión pero lo que no cabe duda es que la reducción de costes laborales suele ser una parte importante de los gastos de una empresa por lo que no debería ser especialmente difícil conseguir el objetivo en base a este pilar. Es más desde la última reforma laboral existen múltiples herramientas que permiten esa reducción (flexibilidad, eres temporales, reducciones salariales…).
La idea que me planteo es qué límite tiene cada una de las alternativas. La de reducción de costes tiene un límite claro: la competencia laboral china. Cuando lleguemos a tener unos costes laborales similares a los de las empresas de China habremos llegado al fin del camino.
Sin embargo la de idear cómo añadir valor a nuestro producto, o como crear/diseñar nuevos productos… en teoría no tiene límite. O, al menos, yo no se lo veo.
Cuando me engolfo en estas ideas me asalta la imagen del hotel de Mallorca que me gustó hace 15 años y que me pareció cutre hace unos meses. ¿Qué estrategia competitiva ha seguido este hotel en estos 15 años? Y, si me apuran, ¿qué estrategia competitiva ha seguido el sector del Turismo en España? Especialmente en los últimos 15 años en los que han aparecido competidores a lo largo de toda la costa del Mediterráneo con hoteles modernos, sofisticados y al mismo precio.
Es más si me apuran todavía ¿Qué estrategia competitiva están siguiendo las empresas españolas para salir de la crisis?
Iñaki Pérez
Socio-director BCD
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